2012-05-08

"El futuro nos alcanza" Gil Gamés


Un tuit del actor Bruno Bichir lanzado al aire la mañana del domingo puso a temblar a Gamés. Oigan esto: “No veas el fut, no rentes una peli, no evadas, despierta, cambia el destino de México. Observa el debate y discierne”. Cuando la lectora o el lector encuentre en el camino a un ser humano que se crea poseído por una alta misión del espíritu, ni lo dude, cruce a la banqueta contraria. La idea de que muchos duermen mientras unos cuantos héroes despiertan a los dormidos es una paparruchada. Cuando alguien llame a discernir, vale la pena preguntarse cómo discierne el que llama al discernimiento.

Un escalofrío recorrió la espalda de Gil cuando leyó las 140 dagas de Bichir. Hidalgo no se habría sentido tan concernido la noche del Grito como el actor y activista, quizá desde hace tiempo más lo segundo que lo primero, Bruno Bichir. Gil caminó sobre la duela de cedro blanco con las manos entrelazadas en la espalda y caviló: es muy apreciable que Bichir quiera salvar a México, Gilga lo agradece, pero entonces que haga algo más que subirse en los estrados revolucionarios a parlotear y aventar la aburridora de la fatalidad nacional. Bichir fue el ejemplo notable, pero en la mañana del domingo sobraban los comentarios casi desesperados sobre el futuro de México contenido en el debate.

Ahora mal: ¿no podríamos dejar para mejor ocasión los gritos histéricos sobre el porvenir de México? Por lo demás, como diría Woody Allen, el futuro le importa mucho a Gamés porque es el lugar en el que pasará el resto de su vida.

Puros sustos. La noche anterior al debate, Gil vio y oyó en el Canal de las Estrellas un discurso del presidente Calderón en el 150 Aniversario de la Batalla de Puebla. El Presidente citó a Ignacio Zaragoza y utilizó la conjugación hispana: seréis, vais, sois, aprenderéis. ¿Quién le habrá sugerido al presidente Calderón la utilización de esas extravagantes formas verbales?

Gil abandonó el amplísimo estudio y dijo: Candidatos que vais a debatir sobre el futuro de la nación, no olvidéis la civilidad. Valdés informará: la democracia mexicana se ha cubierto de gloria. Qué raro es todo.

Gil tuvo miedo de que en su reducida capacidad de abstracción, o conceptual, los candidatos expusieran de forma literal sus propuestas de gobierno y sus críticas a los rivales. Sería terrible que ocurriera así.

En su turno al micrófono, Liópez saca de una bolsa acerada 250 gramos de jamón Sabori y acusa mientras empuña las rebanadas de jamón: que no nos engañen, todo ha subido de precio, nos quieren dar más de lo mismo. Acto seguido, Liópez presenta a un sicario armado con un cuerno de chivo y dice: le pegaron al avispero como unos tontos.

Por su parte Josefina muestra en el foro un costal de cemento y a un albañil haciendo la mezcla. La candidata explica que ella le puso piso a muchas casas. Luego mete un coche al escenario, llama a su esposo Sergio y a dos policías. La autoridad les retira ante los ojos de la nación sus pasaportes por cruzar la calle en un lugar indebido. Josefina dice: esto es civismo.

Peña Nieto sostiene que durante doce años de gobiernos panistas, en México aumentó el número de pobres. Detrás de las mamparas aparece Fox para defender y fundamentar tal aseveración. Antes de concluir sus intervenciones, Peña Nieto saca a un espantapájaros y afirma que no responderá ofensas.

Usted lo sabe: estas líneas fueron redactadas (ah, la voz pasiva) antes de que ocurriera el debate. Cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia.

La máxima de sir Francis Bacon apagó la televisión y espetó dentro del ático: “Es muy difícil hacer compatibles a la política y a la moral”.


Gil s’en va

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