2012-08-04

Te olvidaste de tu madre (Cadáver exquisito)

 Ayer tuve un día lleno de enseñanzas, pero en un momento de ocio mi hermana, mi hermano, mi esposa y yo dedicamos un momento a escribir un cadáver exquisito.

 La versión en que lo jugamos consiste en escribir un verso y doblar la hoja, a fin de que la siguiente persona siga con el poema sin saber lo que escribió la persona anterior (debiera hacerse permitiendo que quien va a escribir vea la última parte del poema; pero me parece más interesante así).

 Total, que quedo muy bien.

Te olvidaste de tu madre.

Te olvidaste de tu madre
cansado y desvelado de tanto comer,
sumergido en cálidos manantiales de sueños diluidos
porque ese oso si se baña.


Mostrarle lo que le escribí en la espalda del sol
para descansar mis ojos en un sueño profundo.
Miró tras de sus ojos, y no encontró nada
y después fui a la Atlántida el sábado.


Zinguiriringui y Hakuna Matata,
después de todo ya nada queda
pues quien tuvo nunca tuvo, ni mantuvo ni te dio,
metí el agua al horno y exploto.


Búscate otro perro que te ladre, princesa,
no, ya no hay más, solo queda, solo queda.
Imagino que diez días son diez siglos comprimidos,
Perseo peleo con Quimera, y luego no pasó nada.


Y viejas regañonas pa´meter en mi costal,
cambio, vendo y compro por igual.




Debiéramos ponernos un nombre de colectivo. Ya sé, firman "Los ruta 100". A ver que dicen.

Gustavo Huidobro.

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