2012-10-31

Perros en Chapultepec

Gil Gamés
 
Lo que nos faltaba: perros salvajes. Unos canes furiosos agazapados en los matorrales les tienden emboscadas a los paseantes y muerden también a los corredores de El Sope de la Segunda Sección de Chapultepec. Algunos deportistas corren armados de palos con lo cual vuelven la carrera un deporte extremo. Los empleados del bosque explican que se trata de cinco zonas en las cuales habitan alrededor de 150 perros malos.

Gil lo leyó en su periódico Reforma: los guardabosques aseguran que han ocurrido ataques contra los visitantes; hace apenas dos meses, quince perros atacaron a un hombre de 76 años de edad y lo mordieron en los brazos y la cara. Los perros se han adueñado de las instalaciones sin que autoridad alguna pueda hacer nada al respecto. Ups. En la mesa de negociaciones, los perros no dan su brazo, o pata, a torcer.

Nos quedamos en los matorrales hasta que resuelvan nuestras demandas: croquetas Pedigree, casas de perro rico, collares, chimeneas para calentar nuestro pelaje y trato humano, esto será un triunfo para el pueblo de perros, dijo el can líder. Gil caminó sobre la duela de cedro blanco e hizo la simple pregunta: si hay una jauría agresiva y casos comprobados de ataques a los visitantes al parque, ¿por qué el consejo directivo de Chapultepec no ha pedido a la autoridad que una cuadrilla de fieros caza-perros lleve presos a los violentos? Sólo Dios sabe.

Eso no es nada, miembros de diversas sociedades protectoras de animales se encargan de alimentar a los perritos. Los guardabosques (qué nombre estrafalario para los cuidadores de un parque) han encontrado kilos de retazo de pollo entre los matorrales. Los cuidadores aprovechan el viaje de los perros malos para denunciar árboles caídos, desprendimientos de rocas y cuevas que sirven de refugio a indigentes de la zona.

Gamés se llevó los dedos índice y pulgar al nacimiento de la nariz y meditó: qué bonito nuestro bosque, en la Segunda Sección de Chapultepec se pueden encontrar atracciones inolvidables como perros agresivos que atacan en jauría, matorrales que nadie ha recortado en meses, deslaves, rocas que ruedan cuesta abajo y personas sin hogar que entran y salen de cuevas. De momento, Gilga no tiene planeado ni pasear, ni correr, ni nada de nada en esas zonas de nuestro hermoso bosque, y conste que los reporteros de Reforma no han investigado el tema de las ratas.

Un paramédico ha contado a su periódico Reforma que hace dos meses atendió a dos jóvenes mordidas por perros en el Circuito del Bosque. Una de ellas frente a la Escuela de Florería, cuando salió de tomar clases, y la otra cuando bajaba del camión. En Paso Conejo, según los cuidadores, se han visto muchos perros furiosos. Sabe Dios dónde quede eso de Paso Conejo, pero se oye tremendo, como un lugar lejano de la ciudad y habitado por fieras. Gilga no saldrá del amplísimo estudio para evitar contrariedades.

Gamés hizo de nuevo la simple pregunta: ¿quiénes son los responsables del mantenimiento del lugar? ¿La Secretaría del Medio Ambiente del DF, o la Delegación Miguel Hidalgo, o los fantasmas que habitan en ambas oficinas? Jaurías sedientas de sangre, mecachis. Los perros no piensan abandonar la Segunda Sección de Chapultepec. Atacamos a los enemigos del pueblo perruno y a las autoridades represivas. Ni un paso atrás en nuestras demandas, dijo el líder canino llamado Solovino por sus huestes. Que quede claro, dijo Solovino, si quieren privatizar el bosque, nos opondremos; si quieren entregar a las manos privadas estos matorrales, no lo permitiremos. Con estos perros no hay tu tía, pensó Gamés.

La máxima de Aldous Huxley espetó dentro del ático: “Todos los hombres son dioses para su perro. Por eso hay gente que ama más a sus perros que a los hombres”.

Gil s’en va

gil.games@razon.com.mx
Twitter: @GilGamesX