2011-12-04

El amor y el pacto


Te miro, me pregunto, recuerdo, en el tiempo se desvanecen los miedos... temí al viento que susurraba en las esquinas.

 El monstruo dormía latente mientras no mirara la luna. Hubo un pacto silencioso de los números. No le dijiste a qué se debía. Era un susurro. En un principio temiste. Después empezaste a disfrutarlo, primero pensaste que no querrías salir. Luego el peso necesitó aligerarse… así que aletargaste los sentidos… alcohol, algún otro distractor, eso hacía la oscuridad un poco más llevadera, empezaste a disfrutarlo. La adrenalina suplía el miedo, la luz adormeció y entonces el pacto pareció ser parte de tu naturaleza; no existían límites, ni arrepentimiento. También, en los períodos de oscuridad, había vacíos. Terribles momentos donde la muerte parecía acechar, sólo amenazando, no, sólo prometiendo, pero sin brindar el alivio que tan desesperadamente buscas… No… la muerte sería una salida demasiado fácil, no tendría la dosis de adrenalina que necesitabas. La más dulce droga que embriaga los sentidos. 

Un día quisiste salirte. Sin clara explicación, el amor tocó a tu puerta. De una manera grotesca, dentro de tus juegos. Enredado en alguno de tus personajes, algo te enlazó sin remedio. Era una luz que recordabas lejanamente. Entonces, huiste. Pero ahora eran dos mundos los que habitabas. Jamás estuviste tan atrapado: No podías escapar y no sabías romper viejos hábitos. Así que con el amor a cuestas, continuaste tu camino. Pero pesaba… cuando ahogaba demasiado, lo arrojabas con furia contra la pared, a veces lo guardabas en un cajón, pretendiendo que no existía. No sabías escapar de él. No podías. Ese amor era quizás tan poderoso como el pacto… ¿Sería posible? Tu salvación. No… su perdición. No tu felicidad, sino su miseria. Tú eras un monstruo por decisión propia. Ella no tenía ni idea… ¿Seguiría amándote si lo supiera? No deseabas averiguarlo. 

El amor y el pacto, todo y nada. Pero en los dos mundos, la oscuridad y la luz no sabían habitar juntos. Lo único que deseabas de todo corazón era estar con ella, con ellos… no podías y el pacto entonces ya no pareció tan magnífico. Fue cuando deseaste salir y tomaste el cuchillo...

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