Y entonces, en mi azoro, escucho ovaciones. Me incomodan, lo admito. El hombre está faltando al respeto a la invitación rotaria, donde el código de ética es sagrado… y no sólo se le permite, sino que los rotarios de la sala, ¿lo aplauden? ¿En serio?
-He comprendido,- dice- que no se trata de quitarle a los ricos para darle a los pobres.-
¡Lo dice! Este remedo de Robin Hood del pantano se para enfrente de los más prominentes empresarios de todo México y dice: “Ya entendí que la solución no es robarles”. ¿Lo recordará si llega al poder?
Comienza entonces, con su listado de propuestas…
Perdonarán que no me preste a repetir la letanía de este cuate, pero seguro ya existieron millones de sitios que lo hicieron, pregonando sus panfletos amarillos, con los respectivos tres gatos que le creyeron.
Yo quiero más bien, hacer una fotografía. El cuate dice que adiós IETU, que a volar monopolios, que a la goma Pemex y CFE, que menos impuestos, que los sueldos de los funcionarios a la mitad, que escuela, uniformes, útiles y comida gratis para todos los niños mexicanos… el campo autosuficiente, claro, no dice cómo. Propone que el gobierno invierta en infraestructura. No propone hacer atractiva la inversión privada, no propone multiplicar, propones distribuir. Partir el pan con migajas, no multiplicarlo…
Lo vitorean varias veces. El hombre lee mediocremente su discurso. Ni siquiera pone énfasis en las palabras. No proyecta gran cosa, de verdad, no se esfuerza. Y los aplausos me asombran de nuevo. Varias veces me dan ganas de levantarme y espetarlo. Cuestionarlo, meterlo al redil. Nada de lo que dice merece esas ovaciones. No encaja, en serio algo no me cuadra. Lo interrumpen con los aplausos. ¿En serio?
¿Cómo harás eso? ¿Qué estrategias propones? ¿Cuál es la viabilidad de tus promesas? ¿Cuál sustento real tienen?
Me muero por decirle: ¡respeta la ley, NO PUEDES HABLAR DE ESTO, respeta la casa! Aquí y ahora ¡Muestra que puedes comportarte a la altura de las circunstancias!
Pero también, un rotario jamás hará sentir incómodo a un invitado a su casa. Por eso nadie dice nada. Me quedo callado, me como la indignación. Y lo escucho.
La oda al sueño utópico en una mente que ha demostrado tener una visión de la realidad de lo más sesgada. Me gustaría pensar que logrará lo que propone, me gustaría pensar que sabe cómo, y realmente, sus intenciones son buenas, pero el camino al infierno está pavimentado de buenas intenciones. –Aún creyendo que el tipo va de buena lid, y ama a México.-, sus propuestas no tienen ningún sustento tangible.
- ¿De verdad alguien le cree? – Pienso en voz lata.
- ¡Mis papás! – me contesta Laura.
Termina su discurso. ¿Recuerdan que les describí cómo se fue Josefina de este mismo foro, discretamente, tras bambalinas? ¿Cómo creen que lo hizo AMLO?
El ídolo amarillo se encamina a salir por el frente del auditorio. Lo han fortalecido las porras, su semblante ya no denota estrés, se ve jubiloso, en control. La gente se le amontona. Principalmente las primeras filas, los demás, salen de manera ordenada. Yo me quedo varado con Laura en el pasillo de en medio y Laura me dice:
- ¡Tómame una foto con él, mi mamá la atesorará más que mi foto de bebé!
Los chicos Rotarac, le hacen obedientes, una discreta barrera al líder polìtico. El peje camina sonriente, tiene ya un radical cambio de actitud, se ve que ha pasado lo peor, y esta tribuna, la de saludar a sus adeptos, la tiene completamente controlada.
Las rotarias del club Oaxaca las “Guelaguetzas” vienen con unos trajes típicos de la sierra hermosos. Al verlas AMLO las festeja, se toma fotos, platica con ellas. Se porta amable, alegre, sonriente. Se ve que ya ha pasado el trago difícil, pues actúa relajado y afable.
Cuando pasa al lado de Laura, ella le pide una foto. No desaprovecha la oportunidad para pegar su cachete al de ella. La gente me mueve, y sale terrible la foto. (De paparazzi me muero de hambre).
El hombre va a seguir su camino y le ordeno: